Okuribito

Desconocía por completo esta película ganadora del Oscar a la mejor en habla no inglesa, pero en una de las raras ocasiones en las que fui al cine sin ninguna película en mente, acabamos en la sala. Y sin ningún arrepentimiento.

En esta película dirigida por Yojiro Takita se nos cuenta la historia de Daigo Kobayashi (Masahiro Motoki) un chelista cuya orquesta se disuelve. Ante las deudas decide vender su chelo y mudarse con su mujer a su pueblo natal. Allí se presenta a una entrevista de trabajo pensando que se trata de una agencia de viajes. Al poco descubrirá que en realidad la empresa realiza funerales mortuorios.

Esto dará pie a situaciones que alternan entre lo cómico y lo dramático, siempre con reflexiones sobre la muerte como telón de fondo. Quizás sea achacable estos saltos de humor, que se suceden a veces demasiado de improviso, pero por separado ambos tonos están muy bien llevados.

En el pueblo del protagonista se perfilan unos personajes bastante entrañables, cada uno con su pequeña historia detrás y entre ellos brilla con luz propia el jefe de la empresa, personaje pintoresco donde los haya con el que nos aseguraremos unas buenas carcajadas por su desfachatez y pasotismo y sí, algún momento emotivo, cuando decide ponerse más serio. Ayuda muchísimo la interpretación de Tsutomu Yamazaki a darle más grandeza al personaje.

La dirección es en general correcta y efectiva, permitiéndose algunos interludios más paisajísticos y simbólicos en el que veremos al protagonista tocar el chelo que usaba en su infancia en mitad del campo, en lo que parece más bien un videoclip dedicado a la banda sonora de Joe Hisaishi que como suele ser habitual es estupenda, aunque quizás no llegue a la brillantez de otros trabajos.

Película muy recomendada en definitiva, por el buen momento que hará pasar, los simpáticos personajes y para los interesados en la cultura nipona, por el acercamiento a su visión de la muerte y los funerales.