Mi misántropa e iracunda crónica del sábado del Salón del Manga

Llego a la zona de La Farga a eso de las 13:30.

Sigo la columna de otakus cual fila de hormigas disfrazadas. La cola que se presenta ante mí es gargantuesca.

Multipliquen esto por diez y tendrán una idea de la cola para entrar.

Figurándome que tengo acreditación me acerco a la traquilla. Allí me ofrecen un par de invitaciones a nombre de Will-Kun (misterio que aún no hemos resuelto).  Me acerco a la entrada y me indican que no puedo entrar por la cara, que me toca esperar como todo hijo de vecino así que me dirijo al final de la cola.

13:50: Comienzo a hacer cola rodeado de gente disfrazada.

13:51: ¿Estar en el hotel tirado en la cama calentito y viendo pressing catch? Ligeramente reconfortante. ¿Hacer cola para un evento que no me atrae del todo rodeado de un tipo de gente que no termina de simpatizarme? Atractivo como orinar cuchillas oxidadas.

14:00: Sigo esperando. No va muy rápido. Al menos los de delante parecen majos.

14:10: Mataría a casi todo los que me rodean por drogas para aliviar el dolor. ¡Qué caray, mataría a la mitad de los que me rodean porque sería divertido!

14:30 (o así). Entro y me deslizo en la multitud. Imposible andar.

Pequeña muestra de toda la gente que llenaba los pasillos. Ahora piensen en la cantidad de animalitos que han sido sacrificados para criarlos hasta esa edad. Sí, da escalofríos.

Como acercarse a los estantes supone un riesgo razonable me voy a las exposiciones y tal. Hay muchos videojuegos de Xbox360, juegos de Go, una comiteca, y una pequeña pero apañada exposición de Doraemon.

     

¡Doraemon r00lz!

Como todo lo que hay por ver ya está visto (salvo la parte de tiendas), empiezo a llamar a la gente. El consenso con otros salones anteriores es que sigue habiendo cosplays muy currados pero se enseña menos chicha.

La comiteca, con una calidad media y rareza de títulos interesante.

Tras almorzar y pasar un rato viendo cosas, me dirijo a la zona de concurso de cosplays donde me espera otra gente. Hay un razonablemente práctico autobús gratuito que permite viajar entre las secciones. Ahora viene la parte más divertida en la cual me encuentro una cola también muy larga para entrar en la zona de cosplay. Cola que no avanza salvo que salgan del recinto porque está lleno. Mi interés por entrar era cuasi nulo, salvo claro, por los amigos que andaban dentro. Al menos me entretengo viendo pasar gente cosplayeada y oyendo música.

De hecho ni siquiera llego a entrar, aunque atisbo una simulación de combate entre Link y Toon Link a la Brawl.  La gente sale antes de yo entrar (y eso que esperé una hora) y nos dirigimos de neuvo a La Farga. Yo me tengo que ir, que ya es tarde, pero decido acompañarles. Van cosplayeados de Bleach y son parados cada poco por fanes enloquecidos. Oiga señora, que no son los personajes de verdad. Sea como sea, una última sorpresita, les toca hacer cola de nuevo, aún con sello. Menos mal que de esa me libré.

En conclusión, exposiciones y actividades buenas pero breves, organización en general muy mejorable y mucha, mucha gente.

A que soy el único que votará que ha ido y ojalá no lo hubiese hecho...

¡Mañana la crónica del domingo, con mucha mejor cara, en serio!